En pleno inicio de la liguilla del futbol mexicano, se desata de pronto una avalancha de noticias, que podría también catalogarse como lucha mediática entre los clubes con multipropiedad, utilizando a los medios de comunicación como sus principales armas.
Fox Sports hizo saber hace unos días que el Club Santos Laguna está a la venta, dejando así al grupo Orlegi con un solo club, el Atlas de Guadalajara. José Ramón Fernández acusó a David Faitelson de ‘sicario’, lo cual es un término muy arriesgado y hasta exagerado, sobre todo tomando en cuenta la coyuntura del país en el que vivimos. El fallo del TAS decreta que efectivamente, el León no podrá participar en el mundial de clubes y el club esmeralda responde a esa decisión con una hoja membretada del grupo Pachuca, argumentando que los más afectados son sus aficionados y sus jugadores, ya que el jugar ese campeonato no tenía como principal objetivo el poder o el dinero, acusando a la FIFA de no promover el deporte.
Todo esto sucede en unos cuantos días y de pronto el foco se va de lo que acontece dentro de la cancha para que, fuera de ella, exista muchísimo ruido que, créanlo o no, nubla la visión en el terreno de juego, crea tensión y le resta protagonismo a lo principal, el juego.
¿Está mal que grupo Pachuca tenga más de un equipo? Según las prácticas en otros países, no lo está. Grupo City al día de hoy tiene 12 clubes repartidos en 12 países distintos siendo el continente africano el único en el que los ‘citizens’ no tienen equipo. Melbourne City, Montevideo City, Mumbai City, Girona y Manchester City son algunos de los equipos que conforman el inmenso grupo. Red Bull no se queda atrás, teniendo al Salzburg, Leipzig, Bragantino, Omiya Ardija en Japón y, por si fuera poco, son también accionistas mayoritarios del Leeds United, equipo recién ascendido a la Premier League. El grupo Red Bird, tal vez menos sonado, es dueño del Toulouse, del Milan y tiene también un 10% de acciones en el Liverpool. El tema radica aquí en que ninguno de estos grupos tiene dos clubes en la misma liga, y ahí está una de las claves por las que el TAS determinó que el León no podía jugar el mundial de clubes.
Más allá de que sea un tema ilegal o penado por FIFA, la multipropiedad en el mundo pareciera que llegó para quedarse. Jonatan Wilson, periodista de culto en el mundo pambolero y autor del libro ‘La pirámide invertida’, mencionaba que no se le estaba dando la importancia a la conversación sobre la irrupción de los fondos de inversión en el futbol mundial. El 70% de los equipos de la Premier están involucrados en proyectos multi clubes. Hay dos vías para lograr esto, los fondos estadounidenses o bien, los fondos de Oriente provenientes del mundo árabe llámese qataríes, saudíes y emiratíes. Los fondos toman a los clubes en horas bajas, les inyectan capital y los estabilizan para después venderlos, el mejor ejemplo, como mencionaba Ricardo López en Club de Rabona, es el Genoa en el que milita Johan Vázquez, adquirido por el fondo 77 Partners, y una vez estabilizado, el Genoa fue vendido en diciembre al empresario rumano Dan Sucu, que también es dueño del Rapid de Bucarest.
Acá en México, los dueños hablan de la viabilidad de un futbol sostenible, pero esa sostenibilidad está determinada por ellos, es decir, ellos quieren poner las reglas de cómo se juega el juego, de quién entra y quien no entra al selecto círculo de dueños. Hay un tema muy oscuro ahí, argumentan que quieren blindarse de la posibilidad de que venga gente deshonesta a dirigir a un club, cuando Azcárraga e Iraragorri están siendo investigados por casos de corrupción no menores.
Esta idea del futbol que ellos se imaginan no tiene en cuenta al aficionado, tal vez deberíamos de voltear a ver a ligas como la sueca o la argentina, en donde los clubes tienen inversores, sin dejar de ser nunca de la gente.