El formato de torneos cortos en el fútbol mexicano genera en la afición del balompié nacional una constante impaciencia, la búsqueda del resultado casi inmediato, una desilusión que se hace presente cada 6 meses si tu equipo no logra levantar el trofeo de campeón. Encima, el calendario de la temporada es un desastre, hay que decirlo; se interrumpe la liga por la Leagues Cup, hay partidos de fechas futuras que se juegan muchas semanas antes, hay jugadores que debutan en su equipo hasta 2 meses después de iniciada la competencia.
Bajo esas condiciones, los clubes deben de planificar sus temporadas, y el Pachuca es uno de los clubes que mejor ha entendido cómo sostener esos bemoles. La directiva del club hidalguense es de las pocas que apoyan a sus técnicos a pesar de los malos resultados, es de las pocas que creen en los procesos, en los ciclos. Es evidente que el propio Almada se ganó ese derecho, pero durante sus 3 años en Pachuca ha sabido reinventar a su equipo en varias ocasiones, la última y la más evidente, tal vez sea esta de la copa intercontinental.
Después de un campeonato doméstico muy flojo habiendo terminado en el puesto 16 solo por encima de Querétaro y Santos, el Tuzo tenía que cambiar el chip y viajar a Qatar para enfrentar en la copa intercontinental primero, al campeón de la Libertadores y el Brasileirao, el Botafogo. En ese partido volvió el vértigo, la presión y el ritmo que caracteriza a los equipos de Almada y el equipo de la Bella Airosa, con un 11 que incluía a nombres de la casa como Elías Montiel, Pedro Pedraza, Bryan González, Alan Bautista, y con un golazo de Idrissi que le dio la vuelta al mundo, goleó al campeón de CONMEBOL por marcador de 3-0 en el denominado “Derbi de las américas”.
Con ese único partido ya teníamos un poderoso argumento para reivindicar el nivel del fútbol mexicano y que en el Sur se hablara con respeto del balompié azteca. Los memes en X no faltaron, así como los exagerados tweets de comunicadores como Marc Crosas.
El Pachuca ahora tenía que vencer al campeón de África, el Al-Ahly de Egipto en la Challenger Cup para acceder a jugar la final del torneo. El Tuzo no dio su mejor partido pero supo anteponerse, primero, a las dificultades que se presentaron durante los 90 minutos y después, para recuperar la ventaja de ir 2 penales abajo en la tanda que los catapultó a la gran final contra el Real Madrid.
El partido fue un regalo para los chavos del Pachuca, era una de esas ocasiones que la vida te presenta en las que no tienes nada qué perder y todo qué ganar. El impecable uniforme azul marino con un único patrocinador del Pachuca lucía espectacular en el vestuario del estadio Lusail, o tal vez haya sido la ilusión de los que soñábamos con la épica del equipo mexicano lo que lo hacía ver aún más lindo.
Los primeros 30 minutos fueron parejos, inclusive los de Almada tuvieron algunas posibilidades desde los desbordes de Idrissi, de encontrar a un jugador en los linderos del área para generarle a Courtois una sensación de peligro mucho más latente, pero ese jugador nunca apareció.
Al final no pudo ser, el Madrid le hizo 3 goles al Pachuca y el Tuzo tuvo muy poca reacción, pero la sensación de haber tenido a un equipo mexicano en esa instancia, y de haber visto en la cancha a un chico de 19 años orquestando los ataques y las posesiones de su equipo frente al equipo más ganador de Europa, es algo que nos ilusiona a más de a uno. Salud por el Pachuca y salud por Elías Montiel, un talento que merece una oportunidad en algún club del viejo continente.