Un Campeón en Avellaneda

“Siempre las referencias a la memoria nos hacen más gente y en el caso del universo de afectos de cada individuo, esas referencias se refuerzan cuando justamente se menciona el mundo de los afectos. El estadio de Racing, el Cilindro, es un lugar que yo siento como un hogar añadido en mi vida.

 

Ariel Scher

 

Si algo le envidio a los argentinos es la pasión que sienten por el juego, pero ojo, hay muchas pasiones desbordadas que no deben ser admiradas; hay matices. Por eso aclaro que con pasión me refiero, sin dudas, a la nostalgia y a la sensibilidad, al afecto y al cariño, a la lealtad y a los rituales.

Previo a la final de la CONMEBOL Sudamericana, medios argentinos se dieron a la tarea de entrevistar a aficionados del club de Avellaneda que hicieron el viaje a Paraguay y pudimos conocer historias increíbles, como la del tipo al que tuvieron que llevar en silla de ruedas al hospital en Argentina, le dijeron que se tenía que operar de la vesícula y postergó la operación por ir a ver a Racing, incluso el tipo le mandaba saludos al médico, argumentando con una foto en su celular que se estaba cuidando, que estaba comiendo pollito y ensalada, que nada de alcohol, que volviendo se operaba, lo prometía. O el profe de Geografía que después del partido aprovechaba al reportero para dar un mensaje por la tele a sus alumnos:  “Perdón a mis alumnos de la escuela No. 13 de Villa Ballester, pero el lunes, no vuelvo. Les pido mil disculpas pero me vine a ver a Racing”.

Este título del club de Diego Milito, Rodrigo de Paul y Lautaro Martínez, entre otros, sucede además en una época en la que el gobierno quería aprovechar la coyuntura de los malos desempeños de los clubes argentinos en las copas internacionales para abrirle la puerta a las Sociedades Anónimas Deportivas, Milei inclusive puso el ejemplo de que si de pronto Independiente se convertía en una SAD y empezaba a ganar todo, seguramente la gente de Racing comenzaría a considerar la propuesta de también convertirse en una SAD (la entrevista a Milei se puede ver acá: https://x.com/AlePeronista/status/1860474809135607924)

Hablando de lo que fue el juego, fue una de las finales más entretenidas que yo recuerde, sobre todo porque se enfrentaban dos estilos de juego muy distintos y bien llevados a cabo. El Cruzeiro de Diniz intentó juntarse de un lado, progresar desde abajo con pases cortos, en espacios muy reducidos y favoreciendo las tabelas para finalmente girar el juego al lado con menos tránsito y así generar ventajas. En cambio, el equipo de Costas fue un fiel reflejo de la intensidad que le pone su entrenador a un costado de la línea de cal. Con 40 grados, Maravilla Martínez y Salas ejercieron una presión asfixiante en el primer tercio de la cancha de Cruzeiro, por momentos era conmovedor lo de Salas, era como si la vida se le fuera en cada jugada, como si con cada movimiento dentro de la cancha el tipo te dijera que quería que su equipo saliera campeón.

La batalla la ganó la Academia con un Sosa y a Nardoni que se cansaron de ganar duelos y de recuperar pelotas y un Martirena que demostró estar tocado por la varita mágica haciendo dos golazos, el primero dudosamente anulado, el segundo todavía mejor que el primero.

Racing, sin ser una SAD, volvió a levantar una copa internacional después de 36 años y lo celebran todos sus hinchas, y está bien, porque como dijo el arquitecto Alejandro Cosme: “Racing tiene el mayor índice de tipazos/azas entre sus hinchas. Esto es un dato estadístico, yo no hago las reglas”.

¡Dale campeón!

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