Las últimas tendencias, estudios, novedades, aseveraciones, conclusiones respecto de cómo organizar y planificar la vida de un club a partir de una dirección deportiva integral, sugieren que existen 3 formas: La primera, la presidencialista, la cual le da todo mucho del peso de las decisiones a su presidente, un ejemplo de esto es el Real Madrid con Florentino Pérez. El segundo modelo es el modelo anglosajón, en el que el entrenador del club es el manager, es el faro que guía las decisiones del club, respaldado por directivos y un grosso equipo de trabajo, pero la cara del club a nivel mediático inclusive recae sobre todo en el entrenador. Ejemplos de esto pueden ser el Arsenal de Wenger o el Manchester United de Sir Alex Fergusson. Existe un tercer modelo, el cual lo llaman mixto, en el que conjugan las primeras dos, de tal suerte que pasen los nombres pero la máquina siga funcionando engranaje por engranaje. Un ejemplo de esto es el Sevilla, sobre todo en los tiempos de Monchi y en la primera etapa de Victor Orta.
Los años más exitosos del United claramente ocurrieron cuando llevaban adelante el modelo anglosajón. Sir Alex Fergusson fue un ícono del fútbol mundial, su United generó muchísimo hype; el escocés tenía un peso importantísimo en las decisiones del club, tal vez donde más claro se vio fue en los fichajes. El propio Javier “Chicharito” Hernández admite que su primer contacto con el United fue directamente con el escocés. Fergusson no solo les llamaba, los convencía y una vez llegados a Manchester, los hacía sentir como en casa. Incluso se llegó a hablar de que hizo que todos los jugadores de la academia de los red devils jugaran con zapatos negros; Sir Alex marcaba los códigos, el rumbo y la forma de jugar en Old Trafford, en donde el United se hizo prácticamente invencible. Fergusson era toda una institución.
No se sabe que tan bien haya planificado el United la vida post Fergusson, pero lo cierto es que los zapatos del escocés eran muy difíciles de llenar, ni su compatriota Moyes, ni Mouriño, ni Ole Gunnar Solskjaer, ni Ten Hag lograron devolverle esa aura al club que dominó la liga inglesa por años.
Por eso, tras una serie de malos resultados de parte del técnico neerlandés y un mini ciclo exitoso a cargo del ídolo Rud Van Nistelrooy, la dirección deportiva decidió girar el timón e ir a por un técnico que ya había hecho historia en Portugal, y es que de 2002 hasta 2021 hubo un dominio de Benfica y Porto en Portugal, hasta que llegó el Sporting de Lisboa de Ruben Amorim.
El nombre del entrenador portugués comenzó a sonar cuando asumió como técnico interino del Sporting Braga, en donde por cierto tuvo a Paulinho, actual ariete toluqueño. Su sistema de juego lo tiene muy claro, y aunque pueda llegar a evolucionar o a mutar en el United, lo que hacía desde el Braga y le dio muchos buenos resultados en el Sporting de Lisboa fue el 3-4-3. Para que su idea tenga sentido, debe de contar con 2 muy buenos laterales-carrileros que sean correlones, incisivos en el último tercio y valientes y solidarios a la hora de defender; un ejemplo de esto es Maxi Araújo, a quien disfrutamos por varias temporadas en la liga mx y hace unas semanas le hizo un gol al City en Champions. Otra de las claves de su modelo de juego son sus dos extremos, quienes deben ser dribladores, asistidores y rápidos con los pies, ya que comúnmente los utiliza como mediapuntas, sin ser excluyente que uno caiga más a banda que otro. La cereza en el pastel la ponía el sueco Gyökeres, mandando la pelota a guardar bastante seguido, y es ahí donde tal vez haya más dudas para el ManU, ya que aunque Bruno podría encajar perfecto en el rol de doble mediapunta, ni Zirkzee ni Højlund han cumplido con la cuota goleadora que esperan el el teatro de los sueños.
Se viene la hora de ver si el nuevo cuerpo técnico portugués es la solución que buscaba el United para volver a competir como uno de los grandes de Inglaterra y del continente.