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ENTREVISTA A MAXIMILIANO CASTILLA

Maxi toma la redonda y abre un paréntesis previo al desenlace de la práctica del jueves para ensayar unos disparos al arco en la cancha del Obdulio Varela mientras se ríe de las cosas que le grita desde la tribuna su amigo Agustín Lucas. Tuvo la dicha de habitar otro país por tres años, mismos que le ayudaron a entender que uno sólo puede entender el mundo si lo contempla desde varios puntos de vista.
El bueno de Maxi volvió a Montevideo con 48 poemas que serán publicados la siguiente semana y un anhelo que se hizo tangible cuando firmó su contrato para jugar en la B con Villa Española. Su inconfundible voz ahora resuena dentro de las cuatro líneas del rectángulo verde y desde la zaga, Maxi transmite lo que observa y siente.

¿Dónde empezaste a jugar al fútbol?

Empecé a jugar en la pre séptima de Danubio y después fui a Miramar Misiones, hice todas las inferiores ahí, desde la séptima hasta llegar a primera. El baby fútbol de acá no lo hice, había empezado a jugarlo y la verdad que encontré un ambiente en el que no me sentía muy cómodo, ni lo estaba disfrutando, ni me estaba divirtiendo, y para esa edad creo que es primordial divertirse, prefería jugar en la calle con mis amigos que estar en un baby fútbol.
Debuté en Miramar en el 2014, estuve cuatro años en primera, después jugué un año en Platense, después jugué en Villa Española en el 2018 y después de ahí me fui a Ibiza. Jugué en 3 equipos:, en el St Jordi, en Penya Deportiva y St. Josep; hace 5 meses retorné para Uruguay a jugar nuevamente en Villa Española.


¿En qué momento de tu vida aparece el gusto por la lectura y por la poesía?

Leer era algo que ya me llamaba la atención y me gustaba desde chico, obviamente impulsado por la escuela y demás; después el contacto más genuino digamos con la literatura, la escritura y la poesía fue cuando yo estaba en Miramar en séptima división, que es el primer año de las divisiones inferiores, tenía catorce años cuando Agustín Lucas fue a contarnos su experiencia, Agustín ya estaba jugando en primera, era futbolista y escribía poesía, y ese fue el primer contacto. A partir de ahí me acerqué mucho más a la poesía, a seguir leyendo.
Lo primero que escribí fue un texto cuando estaba jugando en Platense. Yo venía jugando todos los partidos y me acuerdo que en uno quedé afuera por un esguince de tobillo; y desde la tribuna empecé a ver cosas que claro, jugando no las podés apreciar, ese día escribí todo lo que había pasado en el partido, ese fue mi primer texto.
Después con la poesía fue estando en Ibiza que empecé a escribir. En los inicios de la pandemia escribí un poema, escribí dos, y de ahí me empecé a largar; hasta que después de esos 3 años de muchos momentos, de mucha escritura y de mucho fútbol, me encontré con que tenía un libro, y ahora estamos preparando todo para la publicación del libro.

¿Consideras que las condiciones sociales y el estilo de vida que llevabas en la isla fueron parte de ese empujón que necesitabas para empezar a escribir poesía?

Si, en realidad yo allá estaba solo, lejos de los afectos diarios digamos, sí tenía compañeros, amigos y amigas pero en realidad estaba solo, y creo que también la vida en Ibiza me generaba un movimiento constante, yo muy pocas veces me quedaba adentro, en la pandemia si obviamente, pero después siempre estaba en movimiento con alguna actividad ya sea de fútbol, de trabajo, o de alguna otra cosa, y el estar en movimiento te da la oportunidad de estar presente en un montón de situaciones que se pueden escribir en una poesía. Ibiza es un lugar con una energía muy atrapante, con una historia muy rica y en donde florece el arte, es un lugar habitado por muchos artesanos y gente que siempre está en movimiento para rebuscarsela, y bueno, a cada persona que llega a Ibiza para instalarse siempre se le dice algo, la isla te atrapa o te expulsa, y a partir de esa energía,  empecé a escribir, a conocer gente, las cosas fueron fluyendo, empecé a ir a slams de poesía, y terminamos organizando un evento de poesía en el bar del club en el que jugaba, así que si, creo que Ibiza fue el lugar perfecto para empezar a escribir poesía.

Cuéntanos sobre tu libro.

El libro se llama entre algodones, botines y corazones. Es un libro con 50 poemas, lo escribí casi todo en España, 48 poemas los escribí allá y los últimos dos en estos últimos 5 meses acá en Uruguay, y bueno, la publicación no va a ser a través de una editorial, creo que al haberlo escrito estando solo allá en España, la elaboración del libro tiene que ser colectiva, así que nos surgió la idea de hacerlo como los libros que hacía una editorial de acá que se llamaba La propia cartonera, vamos a hacer estos libros con cartones y el texto va a estar impreso en hojas ecológicas, el libro lo vamos a elaborar entre el plantel de Villa Española y los niños y niñas de la escuela que está al lado de nuestro estadio. Los niños y las niñas van a ser las encargadas de ilustrar el diseño de la tapa del libro, eso hará que cada libro tenga una ilustración única, el diseño es el mismo pero va a estar pintado de diferente manera. Va a venir también una persona a darnos un taller de encuadernación, porque el libro se va a comenzar ese día y se va a terminar ese mismo día, va a ser el viernes 10 de junio en el estadio de Villa Española, después de entrenar nos vamos a poner con esa actividad; y bueno, la idea es esa, poder elaborarlo entre todos y todas juntas. A mi me genera mucha alegría y mucha ilusión poder elaborarlo colectivamente, entre muchas manos en movimiento. Creo que el libro ya fue escrito con mucha soledad y me gustaría verlo nacer con mucha gente aportando su granito de arena.   


¿Dentro de una cancha llegas a sentir cosas parecidas a cuando escribes un buen verso?

Bueno, una de las frases que dice Leandro Gabilondo, uno de mis poetas referentes, es que para escribir poesía hay que estar atento como golero de handball. Me pasa muchas veces dentro de un partido o de un entrenamiento que suceden cosas que me las guardo en la mente y después las bajo a un verso. Después, a la hora de escribir poesía, entiendo esto de la inspiración y demás, y si que hay momentos en los que puedes estar más inspirado, pero bueno, creo que el trabajar la poesía, el verso, requiere mucho laburo, y en el fútbol pasa lo mismo, hay que laburar un montón para llegar a la victoria, cuesta un montón ganar un partido; claro que hay momentos en los que puede haber inspiración de un compañero o dos y se define un partido por una jugada individual pero al final es todo colectivo, entonces, de la misma manera que en el fútbol hay que esforzarse mucho y trabajar mucho para conseguir una victoria, creo que para escribir poesía también. Osea, sentarse a leer y releer lo escrito, sacar una coma, poner un punto. Además, creo que la poesía siempre está, ya sea en el fútbol o en un montón de aspectos de la vida, el tema es hacer esos puentes para sacar esa poesía al espacio. A mi una de las preguntas que siempre me hacen es, qué piensan tus compañeros en el vestuario, o cómo lo decís en el vestuario, y yo lo digo con la misma naturalidad con la que digo que juego de defensa, y ya después es un paso más, por que ya genera curiosidad, y eso genera una pregunta, y esa pregunta tiene una respuesta y ahí se empieza a generar un diálogo en el que se termina interesando el otro compañero y eso, se empiezan a crear puentes para escribir o para que un compañero quiera leer un poema tuyo, y capaz que no todos van y escriben, pero ya con que uno dos se cuelguen, es un montón.

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