VOLVER

El maestro vive las horas previas al evento con una contundente calma. Se trata del primer recital que dará en suelo uruguayo después regresar de su exitosa gira europea.

-El concierto será impecable- se repite a sí mismo Abel Carlevaro, sin saber que, en la primera fila del teatro Solís, estaba sentado el compositor italiano Guido Santórsola, una de las pocas personas frente a las que Abel no podía tocar con serenidad.

Algo parecido le pasó a Víctor Frankl con la segunda edición de su libro Un psicólogo en un campo de concentración. El escritor alemán pensaba que su obra tendría un éxito rotundo ya que esa primera edición de 1000 ejemplares había sido muy bien recibida, sin embargo, cuando el libro, en su segunda edición, volvió a los aparadores, la gente decidió no comprarlo.

El miércoles pasado, Cristiano saltó al gramado del Wanda Metropolitano con los 25 goles que le hizo al Atleti con el Madrid y con la Juve en la memoria, pensando en que podría acabar con la malaria y su sequía goleadora en suelo madrileño; pero Savic, Josema, Reinildo, Kondogbia y Héctor Herrera lo secaron. El United empató a 1-1 al 80’ y Cristiano no marcó.

Volver es siempre grato, pero no siempre como uno lo espera, o como uno se lo imagina.  Regresar a una ciudad, a una oficina, a un estadio, a un teatro, a un bar, tiene siempre una carga emocional ¿Acaso nostálgica? por lo ahí vivido. Pienso mucho en que la esencia de los lugares son las personas, y las personas cambian.

El día que volví a Veracruz mis abuelos seguían ahí, solo que más viejos, y esos años de más cambiaron la atmósfera de su hogar.

El día que volví a ponerme la camiseta del Castilla, las cosas habían cambiado dentro del rectángulo verde, sería muy ingenuo pensar en que todo seguiría igual. Aunque te cruzas con los mismos rivales, aunque el horario sigue siendo el mismo, aunque la táctica siga siendo muy parecida, si la gente cambia, el equipo se transforma.

Tal vez un ejemplo tangible de esto de lo que hablo para todos los aficionados pamboleros sea Héctor Herrera. El partido que jugó el otro día contra el Manchester United fue buenísimo, en el primer tiempo, en un lapso no mayor a 10 minutos, completó dos acciones de jugador muy top. Primero cubriendo la pelota y saliendo de una presión para empezar a girar el juego, en esa misma progresión, Héctor acompaña la jugada y gracias a él, el Atleti logró tener la pelota cerca del arco del Man U por un tiempo más largo. Después un desmarque y un cambio de frente DE ZURDA a Renan Lodi, que nadie en la selección mexicana puede hacer (y hablo de todo el gesto, desde el desmarque, control orientado, golpeo y precisión del pase).

Creo que esas dos jugadas me hicieron pensar en el Héctor de antes, un jugador que tomaba decisiones rápidas, con muchísima potencia para cambiar de ritmo, driblar, recuperar la pelota y llegar al área rival, sin dudas una versión que todos anhelamos pero de la que pocos somos conscientes que ya no existe más. Y entonces exigimos y nos frustramos por pedir algo que ya quedó atrás, sin darnos cuenta que la esencia del jugador es la que sí prevalece, la que nunca debe perder y la que deberíamos valorar. Ni volviendo a jugar en el Porto sería el mismo de antes.

Volver es un elogio a la memoria y a la nostalgia, volver es abrazar el pasado, pero no por eso debemos soltar el presente, volver es mirar de reojo hacia atrás y aceptar.

Hoy volvió fútbol en prosa y para cuando se publique esto, ya estaré en Uruguay. Vuelvo más tranquilo porque vuelvo con todos ustedes en el corazón, y sé que desde ese lugar, me acompañan siempre.

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