Una carrera marcada por la entrega, la velocidad y la pasión por el futbol llega a su fin. Pablo Barrera, capitán y símbolo de los Gallos Blancos de Querétaro, dijo adiós el domingo al futbol profesional. Será en el estadio Corregidora, su casa durante las últimas temporadas.
Nacido en la Ciudad de México en 1987, Pablo Edson Barrera Acosta creció con el sueño de triunfar en el futbol. Desde muy joven mostró talento en las fuerzas básicas de los Pumas de la UNAM, club con el que debutó en 2006. Su desborde, potencia y capacidad para romper líneas rápidamente lo convirtieron en una de las promesas más brillantes del futbol nacional.
Con Pumas alcanzó la gloria en el Clausura 2009, siendo una pieza clave en el título universitario. Aquella campaña lo catapultó al futbol europeo, donde defendió los colores del West Ham United de Inglaterra y posteriormente del Real Zaragoza de España, cumpliendo el sueño de jugar en las mejores ligas del mundo.
De regreso en México, Barrera se enfundó en las camisetas de Cruz Azul, Monterrey, San Luis y finalmente Querétaro, donde encontró estabilidad y un nuevo hogar. En cada equipo dejó su huella con goles, asistencias y, sobre todo, con su entrega innegociable en cada partido.
ORGULLO TRICOLOR
Su talento también lo llevó a representar a la Selección Mexicana, con la que vivió momentos memorables. Fue parte del proceso rumbo al Mundial de Sudáfrica 2010 y se consolidó como figura en la Copa Oro 2011, donde marcó dos goles en la final ante Estados Unidos, otorgándole a México un campeonato histórico. Esos tantos, cargados de garra y velocidad, quedaron grabados en la memoria de los aficionados como símbolo de su mejor versión.
REFERENTE EN GALLOS
En Querétaro, Barrera no solo fue jugador; se convirtió en un líder. En las últimas temporadas asumió el rol de capitán y mentor de los jóvenes futbolistas, guiándolos dentro y fuera del campo. Su voz pesó en el vestidor, su ejemplo inspiró y su profesionalismo marcó una pauta en el club.
A sus 37 años, decide colgar los botines, pero su vínculo con los Gallos continuará. La directiva queretana le ha ofrecido un puesto dentro del club, relacionado con el trabajo de vinculación con la afición, un rol que encaja con su carisma y compromiso con la institución.
Pablo Barrera cierra así un ciclo brillante, uno que lo consagra como uno de los futbolistas mexicanos más respetados de su generación. Su historia demuestra que el éxito no solo se mide en títulos, sino en la huella que se deja en cada club, en cada compañero y en cada aficionado que alguna vez gritó un gol suyo.
NO CIERRA LA PUERTA
Pablo Barrera no se cierra a jugar para algún equipo más antes de despedirse por completo, el jugador se siente bien físicamente y si llegara oferta de algún otro Club podría considerar jugar un torneo más en la Liga MX, de no ser así, se integrará en un puesto administrativo o deportivo dentro del Club.