RAPHAEL EN QUERÉTARO

Antes de empezar a hablarles sobre este espectáculo, me gustaría comentarles de la triste experiencia que me llevé al terminar el show y buscar participar en una convivencia dentro de un grupo cerrado de radioescuchas que fueron invitados a tomarse una foto con el artista.  Muy satisfecha y con mi característica sonrisa, me dirigí a buscar al coordinar de la citada convivencia para hacer fila y entrar al camerino. Triste y deprimente fue el encuentro con el “pseudorrepresentante” del artista o jefe de seguridad, quien, con un tono prepotente y falto total de respeto a mi persona, se ocupó en humillarme y decirme que yo no estaba en la lista. Siendo que el coordinador del mismo me había invitado en persona. Al darle el nombre del susodicho anfitrión, el mencionado personaje, sacado del cuento de Blanca Nieves, mostró su frustrada y amargada envergadura diciendo que no era posible dejarme pasar pues yo no llevaba el boleto ganador ni tampoco la firma personal del organizador del evento, quien no se encontraba en ese momento en el auditorio. 

–Sólo quiero una foto con Raphael –le dije–  para complementar el artículo que voy a escribirle mañana. A lo que de forma grosera, arrogante y poco tolerante, el susodicho enano calvo y con cara de pocos amigos empezó a gritar:  ¡Seguridad, ayúdame con este asunto!

La que escribe no daba crédito a la actitud tan vil y descarada de este pobre ser humano, quien, a falta de inteligencia, dejó ver el tamaño de su inseguridad y prepotencia. Ya que me imagino que tiene grandes problemas con las mujeres como yo.  ¿Será porque le sacaba una cabeza y tal vez represento el prototipo de las mujeres que lo han ignorado? O tal vez porque soy lo que él quisiera ser.  No entendí en ningún momento cómo fue que mi tan conocida sonrisa y buena disposición para impulsar carreras artísticas no pudo tener éxito con este sujeto.  A lo que el encumbrado hombrecillo llamado Antonio Díaz casi se lleva una cachetada de mi parte.  Al final decidí darme la media vuelta y buscar al empresario,  a quien le conté lo ocurrido.  Al final y después de aceptar sus disculpas preferí retirarme sin ver al artista. 

Me da mucha tristeza tener que recordarles a todos los empresarios y artistas que gracias a los periodistas y medios de comunicación son quienes son.  El mismo Raphael debería de tener mucho más cuidado al elegir a sus empleados.  Pues un sujeto como éste solo le opaca su carrera, olvidando que gracias a nuestro trabajo ellos pueden comer, pues sin la promoción y difusión de sus eventos con nuestro trabajo no serían nadie. En fin, que, gracias a la bella coordinadora de prensa y al empresario a quien respeto mucho, me decidí a escribir esta reseña. No sin antes recordarles que nuestro trabajo debe ser valorado y respetado, pues somos nosotros los que impulsamos el éxito en sus eventos.

Debo decir que el espectáculo de Raphael fue todo un éxito.  El divo de linares es un gran artista.  Cantó un gran repertorio de treinta y seis canciones, las cuales pude haber detallado de forma más completa de no haber sido por el triste incidente que me ocupó la primera cuartilla de este artículo. El escenario y las finas luces rojas color fuego al fondo, sobre una pantalla gigante, enmarcaron todo el exquisito repertorio. Enamorado del amor, Mi gran noche, Provocación, Se fue, Por él, Digan lo que digan, Se me va, Será mejor, Que pena a mí me das, Te estoy queriendo tanto y Sigo siendo aquel fueron las primeras melodías que nos deleitaron, enmarcadas por fotografías en forma de collage en blanco y negro que se dejaron ver sobre la pantalla detrás del escenario. Mientras, el piano daba la bienvenida a la segunda parte de espectáculo. 

¡Preciosos los recuerdos! De repente se mezclaban fotos a colores y en blanco y negro iluminadas y melancólicas, evocando el paso del tiempo a lo largo de la carrera de este gigante.  Raphael, el artista, el gran ídolo, el hombre sobre el escenario que sufre por el paso del tiempo.  Ya que el fantasma de la vejez a todos los alcanza, incluso a los grandes. Sin embargo, la voz impecable dejaba ver que Raphael es y será eternamente un gran cantante, un clásico a quien, todos los que lo conocen, lo llevan dentro del corazón, pues su obra tarde que temprano nos evoca un momento especial de nuestras vidas.    

“Manuel Alejandro es mi biógrafo y en sus canciones cuenta retazos de mi vida”, nos dijo.  Entonces cantó Mi camino, Mi verdad, Gracias a la vida, la que dijo haber adoptado como fetiche, por cierto. Cuando tú te hayas ido llegó y después Un día más. ¿Qué tal te va sin mí?, Hablemos del amor, Estuve enamorado, y al llegar Cuando tú no estás, un piano intenso y melancólico y detrás, sobre la pantalla, un video con gotas de lluvia, dieron la entrada magistral a este tema, con el que las lágrimas de muchos de los que ahí estábamos empezaron a rodar, tal vez, con el recuerdo de nuestros muertos como fondo.  Amor de mis amores, Por cosas que nos pasan, Detenedla ya, Esta noche, Maravilloso corazón, Nos perdimos en la noche y fuimos dos, Loco amor, Rosas muertas, En carne viva, Escándalo, Bésame, Qué sabe nadie, Prefiero ser así a ser lo que tú eres, para cerrar de forma definitiva y después de cuatro intentos con Como yo te amo

Terminó de forma aclamada por su público, a lo grande como lo que es, un clásico, un gran ídolo, un incomparable artista, el único e irrepetible Raphael.

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