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En personas con trastornos alimentarios prevalece una alteración o distorsión de la autoimagen corporal

 

Con motivo del Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos Alimentarios -30 de noviembre-, la Secretaría de Salud del estado de Querétaro se une al objetivo de este Día, el cual, busca concientizar a la población sobre el sufrimiento al que se enfrentan las familias y los enfermos que padecen estos trastornos.

Los trastornos de la conducta alimentaria conllevan diferentes enfermedades crónicas y progresivas que, a pesar de que se manifiestan a través de la conducta alimentaria, en realidad consisten en una serie de síntomas, entre los que prevalece una alteración o distorsión de autoimagen corporal, un gran temor a subir de peso y la adquisición de una serie de valores, a través de una imagen corporal.

Pueden presentar diversas secuelas como: alteraciones electrolíticas y renales, alteraciones mediastínicas (hernias, úlceras esofágicas, rotura esofágica), alteraciones dentales, complicaciones digestivas, alteraciones cardiovasculares, neurológicas, endocrinológicas.

En 2019 el Centro Estatal de Salud Mental detectó 366 casos de trastorno alimentario y en lo que va de 2020 se han registrado 226 casos.

Entre los trastornos de alimentarios más comunes, se encuentra: la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, trastorno por atracón, y trastorno no especificado.

La anorexia nerviosa se caracteriza porque existe una pérdida significativa del peso corporal (superior a 15%), por lo general, fruto de la decisión voluntaria de adelgazar, mediante la reducción o supresión del consumo de alimentos (anorexia de tipo restrictiva). También la persona puede recurrir a vómitos autoinducidos, uso indebido de laxantes, ejercicio físico desmesurado, consumo de anorexígenos y diuréticos (anorexia de tipo purgativa).

En la bulimia nerviosa se presentan episodios críticos, en los cuales, la persona ingiere cantidades de alimento muy superiores a lo que generalmente ingiere en circunstancias similares (atracón). Misma ingesta desmedida produce la sensación de “perder el control”, generándose sentimientos de culpa al no poder controlar la comida que se ingiere. En un inicio la persona con bulimia no desea incurrir al atracón, tras esto, experimenta prácticas destinadas a compensar sus efectos sobre el peso: vómitos autoinducidos, uso desordenado de laxantes, diuréticos.

El trastorno por atracón (comedor compulsivo) supone una pérdida de control frente a los alimentos, ingestas compulsivas, dietas irregulares sin conductas de purga. Se registra que cada vez son más frecuentes y severos.

En el trastorno de la conducta alimentaria no especificado no hay restricción de comida, se realizan actividades físicas excesivas, existe una pérdida de peso, sin embargo, a diferencia de la anorexia y la bulimia nerviosas, sí hay menstruación regular tratándose de mujeres. De las cuales se desprende lo siguientes: conductas de atracón-purga que aparecen menos de dos veces por semana o durante menos de tres meses; empleo regular de conductas compensatorias inapropiadas, después de ingerir pequeñas cantidades de comida, por parte de un individuo con peso normal; masticar y expulsar, pero no tragar, importantes cantidades de comida.

Las edades de aparición o de inicio del trastorno van desde los 12 hasta los 25 años de edad y la frecuencia aumenta entre los 12 y los 17 años.

Las acciones preventivas están encaminadas a fortalecer, desde casa, la autoestima de niños y niñas, la seguridad en sí mismos, así como la supervisión de redes sociales, que actualmente constituyen parte de la base de la autoestima, tanto en adolescentes como en adultos; y finalmente la supervisión de la alimentación que consumen.

A través del Programa de atención a la Infancia y la adolescencia se realiza detección de trastornos de la conducta alimentaria, mediante la aplicación de cuestionario en los centros de salud para evaluar el comportamiento alimentario. Una vez detectados, se realiza la referencia al Centro Estatal de Salud Mental donde se brinda atención psiquiátrica o psicológica, que complementan las acciones de nutrición y asesoramiento.

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