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CERO TOLERANCIA

En entrevista exclusiva que transmitimos en Radar News (segunda  emisión lunes viernes de 1 a 3:15 pm), con el Nuncio Apostólico del Vaticano en México, Christopher Pierre, quien es el representante del Papa Francisco –para todos los efectos- en nuestro país, fue categórico al señalar que la Iglesia sí está colaborando con las autoridades mexicanas ante cualquier denuncia que se presente e investigación que se inicie contra algún sacerdote por cualquier acto de abuso deshonesto, pederastia o semejantes.

Respalda, por supuesto, el sacerdote francés el llamado de su Santidad a tener tolerancia cero con quien desde el sacerdocio desvíe su camino y conducta. Fue también elocuente monseñor en el papel de la Iglesia en su aportación a la educación en México, en la transformación de la misma, y al hablar sobre la realidad del país y sus prioridades.

Aquí lo sustantivo de la conversación, la que puede escuchar integra en nuestro renovado portal www.andresestevez.mx José Andrés Estévez Nieto (JAEN).- Monseñor, por lo que le entendí ayer a su mensaje y de lo que plantea libro que  presentó, Educar para una Nueva Sociedad, usted subraya la necesidad de que los padres de familia, los educadores, sumemos más responsabilidades para rescatar los valores en los niños y los jóvenes. ¿Cuáles considera usted son hoy los que más se han perdido y en los que habría que poner el acento, más énfasis?

Nuncio Christopher Pierre (NCP).- Bueno, yo pienso que prácticamente todos sus valores que tiene la persona, yo no quiero decir que todo se perdió. Vivimos en una época donde hay una cierta ruptura de condición, los padres de familia o los maestros no son los únicos maestros de los niños, de los jóvenes. Hay un mundo globalizado, hay un plusvalismo que muchas veces los padres de familia tienen dificultad a acompañar a sus hijos para educarlos de verdad y entonces vemos un poco el resultado de la situación de muchos jóvenes que prácticamente no han sido bien educados y caen en la trampa de la violencia, de las drogas; pierden un poco el sentido de la vida. Yo pienso que un padre de familia, un maestro, debe ayudar a un joven a ser verdadero. Yo mencionaba valores como la verdad, la belleza, la unidad, pero también la honestidad la solidaridad, necesitamos que sea como todo ser humano, que toda la sociedad como la nuestra necesita para ser una sociedad de verdad, donde no haya injusticia, donde la gente comparte sus bienes para el bien de todos, donde haya un bien común, no como individualismo.

Uno de los problemas que tenemos hoy es el individualismo, muchos jóvenes ya no se preocupan por los demás; la educación debe ser altruista, entonces sí necesitamos hacer un esfuerzo para ayudar a los padres, a los maestros que tienen capacidad de acompañamiento, para ayudar a un joven a crecer a discernir.

JAEN.- Hoy con los jóvenes en este foro en el que usted participó, hablaba del momento que vive el país. ¿Cuál considera que es este tiempo mexicano?, ¿qué
habría que destacar de él?, ¿en dónde trabajar más?

NCP.- Bueno, yo pensé sencillamente siempre vale la solidaridad para resolver los grandes retos que son una injusticia; hay muchos pobres, todos se conocen; entonces también trabajar juntos, ayudar a las personas verdaderamente y hacer un gran esfuerzo en el campo de la educación para transmitir los valores.
Yo tengo ocho años aquí en México, lo que admiro siempre son las magníficas tradiciones del pueblo  mexicano, también su gran religiosidad,  los valores que son tradicionales de la familia respecto de los jóvenes, que ha sido siempre un gran valor.

Pero yo pienso que hay que estar al tanto de no perder todo esto en este momento que es un gran cambio, viene de la apertura de la sociedad, de la globalización, de un nuevo mundo. Hay que estar atentos a no perder esto, todos tenemos que hacer un esfuerzo. El país tiene siempre grandes tradiciones; la tradición es la que nos permite asegurar el futuro, pero el problema es que hoy hay grandes estructuras, no hay que perder nuestros valores.

JAEN.- En el tema de valores, en el de la educación,  pone usted el énfasis. ¿En qué otras aéreas México debe tener cuidado y trabajar más?

NCP.- No me toca ser el juez de lo que está pasando en México, pero yo veo desde el punto de vista de la Iglesia. Lo que a mí me interesa mucho, especialmente como católicos, es cómo la Iglesia podemos contribuir aquí, que la sociedad mexicana sea mejor. Yo pienso que los grandes valores que son la justicia, el respeto de la persona, de todas las personas, para reducir los signos de violencia, de pobreza en este campo.

Porque en México todavía hay personas que son de gran pobreza, también el problema de la migración. Pienso que hay que estar atento a todo lo que está funcionando bien y ayudar a las personas donde hay más dificultades.

JAEN.- Hablemos  de la transformación de la Iglesia en México, algo que tocó el Papa Francisco en una reciente entrevista, a propósito de los dos años de su pontificado. ¿Qué piensa usted es lo más relevante de esa transformación?, ¿hacia dónde se encamina?

NCP.- Antes que todo, yo pienso que la Iglesia de México es una Iglesia muy viva; por ejemplo, hay muchos religiosos, religiosas, sacerdotes, muchísimas personas laicas que trabajan en los diferentes campos, por ejemplo en estos últimos días me he encontrado con miles de persona, con maestros católicos, industriales, hay mucha buena voluntad, pero yo pienso como dice el Papa Francisco, que tenemos que estar muy atentos a la realidad. Antes que todo, el reto para todos nosotros los católicos es venir con nuestra fe con todo el contexto de nuestra realidad. Que unos maestros sean como maestros católicos, que tengan la fe dentro del entorno de su escuela, de su institución. Los padres de familia deben dar fe de la familia, es un gran reto.  El Papa nos invita a que la fe que perdura es una convicción profunda que debemos darle vida.

Eso me pareció que es un gran reto para nosotros, no olvidarnos que si somos cristianos y somos testigos de nuestra fe, el mejor lugar para vivir esta fe es precisamente donde vivimos, que no haya una discordancia entre lo que digo y lo que hago.

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